Transformado
por el encuentro personal con el Padre Fundador y en la fuerza de ese encuentro, el autor del libro que comento profundizará en el mundo espiritual de esta gran
personalidad que Dios puso en su camino. A ello contribuirá también un
continuado estudio de los escritos del
Padre Kentenich y una cuidada reflexión en la comparación entre el mundo
espiritual de Schoenstatt y su Fundador con las demás corrientes de pensamiento
y posiciones en la sociedad y en la iglesia.
“En este
libro se trata no tanto de una descripción de algunos aspectos de la
personalidad o de la actividad del Padre Kentenich en una secuencia biográfica
cronológica, se intenta más bien captar toda su figura y poner de
manifiesto el significado de su misión.” Así resume el Padre Boll su propósito
de llevar al libro los aspectos más importantes de la persona y de la misión
del Fundador. Con ello invita a los futuros lectores a comprender cómo Dios llamó y
preparó al Padre Kentenich con vistas a realizar sus planes de regalar a la Iglesia un
nuevo movimiento de renovación eclesial.
La tarea
propuesta no es fácil; el Padre Boll utilizará también, como lo hizo el
Fundador en alguna ocasión, la figura de la esfera para explicar la complejidad
de abarcar completamente la vida y misión de la personalidad de fundador. Cuando se contempla
una cara de la esfera, quedan escondidas las otras partes de la misma. El
intento de buscar la totalidad exigirá paciencia y tiempo; habrá que girar poco
a poco la misma. Solamente la visión conjunta de todos los puntos de vista
puede descubrir el todo.
Para llevar
a cabo su propósito dividirá el libro en dos partes importantes: en la primera nos
hace llegar en cinco capítulos diversas facetas de la persona del Fundador y de su actuación. Se trata ante todo de tres características que
marcan inconfundiblemente su figura: la primera será su talento y dotes
pedagógicas, y junto a ella su apertura ante el Dios de la vida con su
acentuada disponibilidad para dejarse conducir por ÉL en una activa fe en la
Divina Providencia. Luego nos hablará de su relación personal con María y del profundo
amor a ella, que ya desde niño marcó la vida y la actuación del Fundador. Son
tres aspectos que forman parte de una unidad orgánica, pero que son tratados por
separado en el intento de plasmar mejor la personalidad del Padre Kentenich y a través de ésta las características de su fundación, el Movimiento de Schoenstatt. Fundador y fundación fueron y serán siempre una misma cosa.
En el siguiente
capítulo nos hablará de una cuarta faceta del Fundador: el desarrollo de la
espiritualidad tridimensional de Schoenstatt y su originalidad: la forma de
vivir la fe en Cristo de los schoenstattianos, en un esfuerzo por la santidad
de la vida diaria, con una espiritualidad de instrumento y en una espiritualidad
de alianza. Y finalmente se esfuerza por traer a sus lectores algo fundamental
para poder captar la forma y el método del pensamiento del Padre Kentenich.
Esta materia la tratará en el capítulo quinto bajo el título de “Visión
orgánica del mundo”.
En la
segunda parte del libro podremos finalmente profundizar en el concepto pedagógico del
Padre Kentenich. Con ello el Padre Boll nos anima a reconocer o conocer mejor
la misión del Fundador y de llevar sus anhelos principales a nuestro diálogo
con el mundo de hoy.
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