En las
semanas transcurridas desde el inicio de este BLOG (21/7/2014) he comentado los
diferentes capítulos de la primera parte del libro “Joseph Kentenich – Pedagoge
und Gründer” (José Kentenich – Pedagogo y fundador) escrito por el Padre G. Boll y publicado en la
editorial PATRIS VERLAG de Alemania. Ha sido un intento de mostrar a mis
lectores, de la mano del Padre Boll, algunas características de la personalidad
del Padre Kentenich, Fundador del Movimiento de Schoenstatt, y también algunos
aspectos de su misión para la Iglesia del nuevo milenio. Quisiera resumir lo
comentado hasta ahora: su talento pedagógico, su apertura antes el Dios de la vida en unión
con el dinamismo que el mismo Dios le regaló, y finalmente su vinculación
profunda con María.
Nos queda por considerar todavía un elemento esencial que el Dios de la vida hizo crecer en
el Padre Kentenich, y que éste regaló a su vez al Movimiento por él fundado:
los rasgos específicos de su espiritualidad, cómo vivía él su fe, y cómo se
esfuerzan por vivirla sus hijos espirituales.
El Fundador
habla de una “piedad tridimensional en la espiritualidad de Schoenstatt”. Se
trata de formas originales de una vida de fe anclada en la tradición y con
rasgos creativos y nuevos, adecuados al tiempo en que vivimos. Son tres:
santidad de la vida diaria, piedad instrumental y piedad de alianza. Aunque
este tema nos exigirá algunas semanas para comentarlo siguiendo los capítulos
del libro del Padre Boll (por causa de la estructura del mismo Blog), quiero
hoy avanzar algunas breves explicaciones sobre las tres formas citadas.
Santidad de la vida diaria
Durante los
primeros años de la historia del Movimiento el Padre Kentenich se esfuerza por
transmitir a las comunidades su visión de una piedad adecuada a los nuevos
tiempos en los ejercicios espirituales, charlas, conferencias y reuniones de grupo. Él deseaba publicar un resumen en forma de “Manual”, que fuera la base
para la formación ascética de amplios círculos. En el año 1937 se edita el
resumen de todo el material propuesto por el Padre Kentenich, sintetizado y
organizado bajo su dirección por la Hermana de María de Schoenstatt, M.A.
Nailis. El libro titulado “Werktagsheiligkeit” y editado en Alemania será una
guía importante – y de gran éxito - en el esfuerzo pastoral de promover una vida
ascética adecuada a los tiempos modernos. La editorial Herder de Barcelona
editará también la traducción al español del mismo, bajo el título “La santificación de
la vida diaria”. El libro se dirige a “cristianos con aspiraciones en este
mundo de hoy”. Schoenstatt tendrá desde entonces no sólo un carácter pedagógico
sino que aportará una influencia innovadora en el ámbito ascético y religioso.
Ser santos en medio del mundo, un esfuerzo comprometido por una santidad
laical. La “santidad de la vida diaria” es una de las marcas de identidad de
Schoenstatt. ¡Y de plena actualidad!
Piedad instrumental
Esta
dimensión de la espiritualidad schoenstattiana va de la mano de la primera. La
una no puede entenderse y vivirse sin la otra. El Padre Kenenich escribió en el
año 1944, durante su prisión en el campo de concentración de Dachau, un tratado
sobre la misma, “Espiritualidad mariana del instrumento”. Quiso que este fuera su regalo a
la Familia de Schoenstatt con motivo de los treinta años de la fundación. Para
el Padre Boll, el hecho de que este libro fuera escrito en un ambiente tan
hostil y despiadado como el campo de concentración, muestra que la
espiritualidad aquí descrita estaba viva en la persona del Fundador. Piensen
que éste no pudo acceder a ninguna literatura o documentación apropiada para su
redacción. La piedad instrumental apunta directamente a la vida apostólica del
cristiano y tiene aquí su fundamento teológico.
La espiritualidad instrumental toma
muy en serio al ser humano como colaborador y compañero de Dios en su creación;
la misma hace suya la visión de Tomás de Aquino sobre las causas segundas:
“Deus operatur per causas secundas liberas” (Dios actúa a través de causas
segundas libres). Su nombre (instrumental) lo toma de aquella frase que el
Señor dijo a Ananías para que fuera a buscar a Saulo: “Ve, porque éste hombre
es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre ….” (Hechos 9,15). Se
trata de una espiritualidad de la entrega y disponibilidad, de aquel que está totalmente a disposición del que lleva
en la mano el instrumento: se entrega, a ejemplo de María, totalmente a Dios y
a sus deseos.
Piedad de alianza
Alianza es
esencialmente vinculación. La historia de salvación es una historia de alianza.
Esta característica de la espiritualidad de Schoenstatt no es una más, sino que
es el fundamento para las otras dos. Dios es un Dios de alianza, y Él con su
amor quiere atraer al ser humano a esa historia de amor mutua. Y a la vez espera
una respuesta concreta del ser humano a su invitación. El Padre Boll cuenta que
el Padre Kentenich citaba a menudo una frase del franciscano Johannes Duns
Scotus (1266-1308): “Deus quaerit condiligentes se” - Dios busca a hombres que
amen con Él. La espiritualidad de alianza busca estar siempre en diálogo con el
Dios de la alianza en todas las situaciones de la vida.
La alianza de amor que
se selló en el momento de la fundación de Schoenstatt entre la Santísima Virgen
y los primeros congregantes marcó para siempre la espiritualidad o piedad de
alianza en Schoenstatt. Esta alianza de amor será el sentido, la forma, la
fuerza y la norma fundamentales del que se esfuerza por vivir, a ejemplo del
Padre Kentenich, el seguimiento de Cristo, protagonista, instrumento y único camino
de la nueva y eterna alianza.
Paco, una síntesis muy buena. Me ha gustado mucho. Un abrazo,
ResponderEliminarÁngel