Estamos
acostumbrados a escuchar invocaciones o títulos de la Santísima Virgen que nos
recuerdan lugares de apariciones o hechos importantes ocurridos bajo la ayuda
de María. No faltan tampoco las advocaciones que traen a nuestra memoria
calificativos o excelencias de nuestra Madre: Lourdes, Fátima, Guadalupe, Montserrat,
El Pilar, la Macarena, las Angustias y tantos otros de la tradición católica de
nuestro entorno. Y cómo no, tantas y tan bellísimas “glorias” de María que
invocamos, entre otras, en las letanías lauretanas del Rosario.
En este
contexto, el título que damos a nuestra Madre del cielo en Schoenstatt nos parece
algo largo e incluso complicado de pronunciar: “Madre, Reina y Victoriosa tres
veces Admirable de Schoenstatt”. El Padre Boll nos invita a profundizar en el
significado del mismo a través de un corto repaso a la historia del Movimiento.
Valga la observación, que en Lourdes o Fátima, por ejemplo, el título de María
surgió inmediatamente después de su aparición en el lugar respectivo, mientras
que en Schoenstatt el crecimiento fue lento como la vida misma de todo el Movimiento.
Sabemos que
al principio de nuestra historia los jóvenes congregantes invocaban a María con
el título de “Mater Ter Admirabilis” (“Madre Tres Veces Admirable”). Lo hicieron
así después de conocer la historia del ‘Coloquium Marianum’ de
Ingolstad/Alemania y la de su fundador, el jesuita Padre Jakob Rem (1546-1618).
El Padre Kentenich se inspiró en esta comunidad mariana de la época de la
contra-reforma para animar a los suyos a luchar por la conservación y la
renovación de la fe católica de los nuevos tiempos, lo que los jóvenes
asumieron con gran entusiasmo. De aquí surge el “paralelo
Ingolstadt-Schoenstatt” que nos recuerda la orientación y motivación apostólica
que el Fundador de Schoenstatt deseaba para su Movimiento.
El cuadro
que hoy veneramos en todos los Santuarios de Schoenstatt fue un regalo de un
profesor de los Palotinos a los congregantes para la antigua capilla de San
Miguel. El cuadro era del pintor italiano Luigi Crosio (1835-1915) y tenía el
título original de “Refugium Peccatorum”. Los congregantes de Schoenstatt
aceptaron el regalo y lo colocaron en la Capilla bajo el título de “Mater Ter
Admirabilis”.
El segundo
atributo de la Madre de Dios en Schoenstatt es el de “Reina”. Cuando en
Alemania surgió el régimen nazi y Europa se vio envuelta en la segunda guerra
mundial los schoenstattianos invocaron a María como Reina, pidiéndole a Ella que
venciera sobre todos los peligros que
los nazis traían al lugar mismo de Schoenstatt y en general en la vida política
y religiosa del país. Como signo de esta corriente se le regaló a María una
corona que se colocó en el cuadro del Santuario en Schoenstatt, advocando desde
entonces (1939) a la Santísima Virgen como “Madre Tres Veces Admirable y Reina
de Schoenstatt”.
Finalmente
tenemos que recordar el desarrollo posterior en la historia del Movimiento: sabemos
que la visitación a Schoenstatt por parte de la jerarquía eclesiástica llevó al
Fundador a estar durante catorce años en el exilio en Milwaukee/USA. El Padre
Kentenich estuvo siempre seguro de que la Santísima Virgen cuidaría y velaría
por el Movimiento de Schoenstatt y que al final Ella resolvería todos los
problemas relativos al reconocimiento del mismo por parte de la jerarquía. Y
así ocurrió en el año 1965 con el regreso del Fundador a Schoenstatt. Es en ese
momento cuando la Familia reconoce a María como “Victoriosa”.
Los hijos de
Schoenstatt invocamos desde entonces a María con el título “Madre, Reina y
Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt “, y vemos algo más que un conjunto de atributos
de la Santísima Virgen; en este título se reflejan de forma resumida diversas
etapas importantes de la historia de Schoenstatt y con ello nos sentimos invitados
a vivir las diferentes etapas de crecimiento de sus miembros en la alianza de
amor con María en su Santuario.
Paco, muchas gracias por recordarnos esto. Muy bien escrito. Ánimo con el Blog en 2015.
ResponderEliminarÁngel Sevillano