El fundador
de Schoenstatt, Padre José Kentenich, estaba convencido de que la Santísima
Virgen tiene desde Schoenstatt una misión especial para la iglesia y el mundo.
El Padre Boll, en las páginas de su libro que ahora comento, explica y subraya
la idea de que Schoenstatt surgió a partir de una iniciativa divina que se
concretó a través de María. Ella se ha establecido en el Santuario de
Schoenstatt y allí ha sellado con nosotros una alianza de amor. En primer lugar
lo hizo en el acontecimiento histórico del 18 de octubre de 1914 y lo sigue
haciendo en cada alianza de amor que se realiza a ejemplo de la primera.
Desde
Schoenstatt estamos llamados a “romper una lanza” por María ayudando a que en
la teología actual se destaque y valore la posición que Ella tiene en el plan
de redención. De ello se deduce también la necesidad de conocer bien el
desarrollo de la mariología y de la piedad mariana de nuestros días. Es claro
que los primeros llamados a seguir este camino somos los mismos
schoenstattianos, teniéndolo claro, primero, y dando a continuación testimonio
vivo de ello en nuestro entorno.
En uno de
los pasajes del libro el Padre Boll recuerda una reunión que él mismo y otros
estudiantes de teología tuvieron con el Padre Kentenich en Milwaukee en los
años sesenta. Los estudiantes defendían, a ejemplo de otros teólogos, que María
debería ser vista por los cristianos como modelo en la fe. Ante tal aseveración el Padre Kentenich
dijo, haciendo mucho hincapié, lo siguiente: “¡No, eso no es suficiente! María
ha recibido de Dios una tarea en el orden salvífico del Nuevo Testamento. Ella
tiene una misión y Ella actúa. Y su actuación será fecunda en la medida que
nosotros nos insertamos en la misma, permitiendo que Ella actúe a través nuestra.
Quien crea en ello y quien deje que Ella haga, llegará pronto al
convencimiento de que la Santísima Virgen ha recibido de Dios una tarea y el
poder de llevar a cabo la misma.”
La historia
de Schoenstatt está repleta de situaciones aparentemente desesperadas y sin
solución que finalmente se resolvieron de forma increíble. En la fe estamos
convencidos de que fue María quien lo hizo. Es una experiencia que todos
nosotros, los que hemos sellado la alianza de amor con Ella en el Santuario, podemos
también contar en nuestras vidas. Hay una pequeña oración en nuestra Familia
que encierra el anhelo y la confianza que nos anima: “En tu poder y en tu
bondad fundo mi vida, en ellos espero confiando como un niño. Madre Admirable
en ti y en tu Hijo creo y confío ciegamente.”
Es el
ejemplo que el Padre Kentenich nos dio: estar firmes y seguros, anclados en el
mundo sobrenatural. La realidad de nuestra alianza de amor con María nos hace
experimentar que “yo no estoy nunca solo, la Santísima Virgen ha sellado
conmigo una alianza, y todo lo que yo hago, puedo hacerlo confiando en Ella”.
Este es el núcleo de la misión que tiene la alianza de amor en Schoenstatt para
la iglesia y el mundo de hoy.
Gracias Paco. Muy interesante lo que cuenta el Padre Boll de la reunión en Milwaukee. Un abrazo, Ángel Sevillano
ResponderEliminarGracias por tus reflexiones, Paco. Un abrazo de Isa y Adolfo
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