Con esta
reflexión quiero dar por terminada mi tarea de comentar los capítulos que el
Padre Boll incluye en la primera parte de su libro “… vor allem mein Herz –
Joseph Kentenich – Pädagoge und Gründer” (publicado en versión alemana en la
editorial Patris Verlag de Vallendar-Schoenstatt). Desde julio de 2014 he
venido publicando mis reflexiones sobre el ser y la misión del fundador de
Schoenstatt, Padre José Kentenich, siguiendo el índice del libro mencionado. Agradezco
a todos los lectores su fidelidad y su interés por los temas tratados.
La semana
que viene anotaré el índice del BLOG. Hoy quiero concluir con una pequeña
historia sobre el último encuentro del Padre Boll con el Padre Kentenich en
agosto de 1968, tres semanas antes de la muerte del Fundador. El Padre Boll lo
cuenta en las últimas páginas de su libro, y también nos lo contó personalmente
a mi esposa y a mí, siendo él Asistente Espiritual y nosotros Superiores Generales
del Instituto de Familias de Schoenstatt. Tengo que confesar que este encuentro
y lo que allí se habló me ha ocupado y preocupado a menudo en los últimos años.
También yo me hago la pregunta que el Padre Fundador se hizo, y a menudo me
embargan después la duda y el silencio. Solo me queda que rezar aquello de “¡En
tu poder y en tu bondad, Madre Admirable, fundo mi vida!”
Lo recuerdo
bien. El Padre Boll lo cuenta con todo detalle, son las últimas palabras de un
padre a uno de sus hijos, antes de morir ……. El Fundador residía durante esos
días (agosto 1968) en la casa “Marienau” de la comunidad de los sacerdotes
diocesanos de Schoenstatt; estaba con una fuerte gripe que le tuvo
un par de días en cama. Ya mejorado había invitado al Padre Boll para que
viniera a verlo durante las horas de la tarde de aquel día. Cuando llegó a la
casa, el Padre Kentenich estaba tomando café con otras tres personas, una de
ellas el Prelado Schmitz. El Padre lo invitó a sentarse con ellos. Poco tiempo
después el Fundador se despidió de los allí presentes y pidió al Padre Boll lo
acompañara a su habitación.
Después de salir del ascensor y ya en el pasillo
que conducía a las habitaciones, el Padre Boll notó que la voz del Fundador
cambiaba, estaba serio y se le veía preocupado. Entonces tomó la palabra y le
dijo al Padre Boll lo siguiente: “He tenido tiempo en estos días pasados de
pensar en muchas cosas. También he estado reflexionando sobre el futuro de
Schoenstatt cuando yo falte. ¿Qué pasará entonces? ¿Disponemos de los hombres y
mujeres que sean capaces de seguir conduciendo toda la obra con sus inmensas y
múltiples metas? Visto desde el punto de vista humano no disponemos de esas
personas ……… Si no pudiéramos confiar en la Santísima Virgen y en su poder,
deberíamos ya desde ahora dejarlo.”
Nos contaba
el Padre Boll que el rostro del Fundador estaba muy serio y su voz resonaba de
forma especial. La pregunta del Padre Fundador le conmovió y le movió una y
otra vez a lo largo de su vida.
La situación
de la Iglesia y las corrientes espirituales de nuestro tiempo movieron siempre
al Padre Kentenich durante toda su vida. Él deseaba que los suyos le siguieran.
Las preguntas de entonces, y las de hoy serían: ¿Cuál es el papel de
Schoenstatt en la Iglesia, no en lo político sino en lo espiritual? ¿Qué
podemos entregar a la Iglesia? ¿Tenemos contacto con las otras corrientes
vivas de la Iglesia? ¿Cuál es la posición de Schoenstatt en la vida del
espíritu en nuestros días?
El Padre Boll confiesa que en muchas ocasiones tuvo
la impresión de que nos faltaba amplitud de miras y apertura para todo aquello
que pasa en la Iglesia.Invito a mis
‘pacientes’ lectores (los que hayan tenido la paciencia de llegar hasta aquí) se hagan también estas
preguntas. Yo me las he hecho.
Agradeço de coração por cada postagem neste tempo e em especial por partilhar esta história... tomarei pessoalmente para reflexão... São questões importantes para termos sempre à vista!
ResponderEliminarPenso que o memorandum , recém assinado em Schoenstatt, também quer responder e caminhar nesta reflexão...
Que possamos sempre nos voltar a perguntar , mas acima de tudo que tenhamos esta confiança na Mãe de Deus!
Gracias Sr. Nuno, confiemos que MPHC, pois haverá aqueles que se colocarão como instrumentos fiéis aos desafios dos tempos atuais.
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